Córdoba: Para el lado que calienta el Gallo, por Emilse Diani

Córdoba (Agencia Paco Urondo) El periodista Darío Gallo, en solo veinte días, pasa de catalogar al ex ministro Alberto Fernández de “caradura” a considerarlo “el mejor” cuando renunció a su cargo.

Por lo contradictorio de la información vertida por el periodista, ambas inquisiciones son percibidas por el lector como erróneas o en su defecto desmedido.

Quienes en los últimos meses realizan un seguimiento diario por las publicaciones de Perfil puede apreciar que los parámetros de selección, valoración y producción de las noticias están ensambladas por una mezcla de sátira, y comedia de enredos. Es también valido ya que entretener es un objetivo de la prensa. Pero es sumamente llamativo que un profesional del periodismo argentino que jerarquiza publicaciones en otros países, fundamente sus opiniones sobre la base de tan amplias contradicciones.

Si esta es la manera en que forman opinión pública es entendible el grado de desorientación que presenta gran parte de la ciudadanía. La cual indefensa es coartada por los intereses macroeconómicos que se esconde tras una aparente noticia política.

Este tipo de periodismo atenta contra los intereses del pueblo, el cual no proveen del ejercicio de interceptar las verdaderas intensiones que se exponen tras las noticias que publican los medios. El rol del periodista es precisamente ayudar al ciudadano a tener una postura crítica frente a determinados temas de actualidad. Brindarle fundamento para pensar, y no a que piense lo que yo digo.

Es peligroso si en el desarrollo de una nota, solo se exponen los intereses del medio donde trabaja el periodista, y no se presentan los acontecimientos tal cual son. Si pasa eso, el sentido profesional del periodismo, está perdido.

A continuación una muestra más del nivel analítico que han desarrollando en las últimas décadas nuestros comunicadores sociales. Lo preocupante es el rol cultural que estos profesionales ejercen sobre el resto de la sociedad.

JUE 7 de agosto
La última "patriada" de Alberto Fernández, por Darío Gallo

Alberto Fernández es un caradura. Y ésto, que lo sabe todo el mundo, indigna a mucha gente. Pero también ese ha sido su gran mérito desde que ingresó a la política. Cuando Fernández sabotea una reunión esperada por medio país para solucionar el conflicto que desangra a la economía nacional, sólo cumple con lo que le pide su(s) jefe(s).

Fernández siempre usó su caradurez como mayor herramienta política. En 1983, cuando la mayoría de los jóvenes se inclinaba por la UCR o el PJ, el joven Alberto se metió en el bolsillo a Alberto Assef, un admirador de Seineldín, que presidía el Movimiento Nacionalista Constitucional. Assef quedó maravillado con la verba del estudiante de Derecho y le dio lugar al frente de la juventud del partido. Fernández siempre niega este debut poco progresista. Pero ya se sabe: nuestro jefe de Gabinete es un gran mentiroso.

Se fue el mejor. Por Darío Gallo

No es necesario ningún sondeo para afirmarlo: con la renuncia de Alberto Ángel Fernández, el Gobierno pierde al mejor de sus ministros. Y no ya de la gestión Cristina, sino de toda la era K. Los cinco años de Alberto F. al frente de la estratégica jefatura de Gabinete no pueden ser minimizados por oficialistas u opositores. Fernández siempre cumplió y su partida antes de tiempo será lamentada por los propios Kirchner. No pasará mucho tiempo hasta que empiecen a extrañarlo y deban reconocerlo: no habrá ninguno igual, no habrá ninguno. (Agencia Paco Urondo)

No hay comentarios: