“Cromañón: dejar de ser nadies”, por Florencia Villar

Capital Federal (Agencia Paco Urondo) Es difícil comprender esa tragedia, es inexplicable cómo puede haber tanta irresponsabilidad.

No me interesa en esta nota, específicamente, decir quién tiene más culpa que quien, ya que no soy juez. Pero sí me gustaría poder reflexionar sobre nosotros como ciudadanos, cómo no nos cuidamos ni cuidamos al otro, en nuestra vida cotidiana. Y cómo eso puede derivar también en una tragedia.

Todos ese día fuimos República Cromañón y fuimos al mismo tiempo sobrevivientes de un país al cual cualquiera podía entrar a un boliche y ese lugar no era seguro para nada.

Por eso creo que todos los argentinos a pesar de tener un Cromañón en nuestra historia, aunque ahora para habilitar un local las cosas tengan que estar en orden, ¿por qué fueron necesarias tantas muertes para que tomemos conciencia? ¿Por qué siempre para reflexionar tenemos que primero sufrir una muerte? ¿Por qué hoy en día sigue habiendo gente que no se cuide ni cuida a los demás?

Muere mucha gente por día en accidentes, porque muchos de nosotros no tomamos conciencia de lo peligroso que es tener un auto, ni qué peligroso es prender una bengala, ni qué peligroso es tocar en un lugar sin salidas de emergencia. Muchos de nosotros nos seguimos comportando como pequeños Chabanes, al no tomar conciencia ni tener en cuenta al otro. Es cierto también, que algunos son los mayores responsables, y deben ser juzgados por los errores que concientes o inconscientemente cometieron.

Pero principalmente la enseñanza que nos tiene que dejar Cromañón es lo que se esconde detrás de toda la corrupción y de la negligencia. Donde el sistema se vuelve cada vez más consumista y perverso. En él, los hombres no son tratados como tal, sino que su valor pasa por el provecho que pueda sacarse de ellos. Y ahí es la fase donde el capitalismo entra en contradicción, cuando el hombre deja de ser considerado como hombre y sólo es pensado como una mercancía más, como un número. Es hora de romper con ese esquema; ésta es una oportunidad para que, por fin, la justicia sea una realidad efectiva en nuestro país y para que empecemos a tratarnos como lo que somos.

De esta manera, vamos a empezar a dejar de ser “los nadies”, esos a los que se refiere Eduardo Galeano en uno de sus textos: “…los ningunos, los ninguneados, corriendo la liebre, muriendo la vida, jodidos, rejodidos: Que no son, aunque sean. Que no son seres humanos, sino recursos humanos. Que no tienen cara, sino brazos. Que no tienen nombre, sino número. Que no figuran en la historia universal, sino en la crónica roja de la prensa local. Los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata...”

(Agencia Paco Urondo)

No hay comentarios: